El Alzamiento de Reis (5): Marie Janine

Solapas principales

La capitana de la Tigresa apretó los dientes, cuando comprendió que no tenía otro remedio que abandonar su amada embarcación. Al intentar abordar por estribor el descomunal navío de Reis, los cañones de este descargaron suficiente metal para destrozar las dos cubiertas de la fragata, inundando con ello las bodegas, las esquirlas de la deflagraciones habían diezmado la tripulación de la Tigresa. Ahora el barco con el que había navegado durante 12 años y que la había convertido en leyenda del mar zozobraba, el agua tocaba ya la borda babor, estaba más que perdida , lo único que impedía que terminara de hundirse eran los múltiples cabos que habían conseguido enganchar al Bandera Carmesí para su abordaje.

Podía oír los sollozos de desesperación de alguna de sus camaradas que permanecían atrapadas en las anegadas cubiertas inferiores esperando una muerte lenta y agónica y llenándola más aún de una rabia asesina.

-Señoras, venguemos a nuestras camaradas y matemos a todo hijo puta que haya en ese barco.- chilló llena de furia para arengar a las escasas mujeres que estaban aún capacitadas para la lucha. Mientras escalaban por las cuerdas, algunas de sus marineros disparaban con sus pistolas por las cañoneras para mandar a los fuegos Legión a aquellos que habían destruido a la Tigresa

Desde arriba algunos de los secuaces de Reis, disparaban o cortaban alguna sogas, haciendo que alguna de las piratas supervivientes , cayeran muertas al agua o se enfrentaran cara a cara con las sirenas que se estaban dando un festín gracias a la encarnizada batalla.

Una vez arriba, en el castillo de proa, lo que quedaba de la tripulación de la tigresa hizo honor a su nombre, luchando con tal fiereza que hicieron sentir orgullosa a su capitana, la cual, con su cimitarra tajaba a diestro y siniestro matando e hiriendo aquella tripulación de pesadilla con sus bocas cosidas y sus famélicos brazos dispuestos a agarrarla. No le gustaba matar a mujeres, pero se vio obligada cuando alguna de aquellas desgraciadas se lanzó suicidamente a por ella. Acababa de cortar el cuello a una mujer con edad para ser su abuela cuyas manos habían sido cortadas y sustituidas por cuchillas. Otra que había despachado tenía los dedos con anzuelos para cuando se aferrara a una víctima desgarrara la carne si ésta intentaba zafarse.

-München, hijo de perra a que has estado jugando estos meses- gruño Marie mientras seguía dando matarife a cualquier engendro con costuras en la boca.

A su lado, Laura Pozos una de sus nautas más antiguas, era abatida por un disparo enemigo, su última fue mirada fue para su capitana mientras intentaba taparse con la mano la herida del cuello.

Erika du Paix, amiga suya desde sus tiempos como madame en Charousse, era tirada al suelo, momento que aprovecharon los marineros de Reis para acuchillarla brutalmente. Una por una, sin que su maestría con la espada pudiera hacer nada, las últimas marinas de la Tigresa fueron cayendo asediadas por un enemigo enloquecido y que aparecía de todas partes.

-Vamos malditos,Os haré el favor de acabar con vuestras miserables vidas...- exclamó la capitana pirata que a pesar de que cada vez era menos capaz de sentir el fuego que la había guiado los últimos años, estaba más que dispuesta a vender cara su muerte. Solo lamentaba tener que dejar una cuenta sin saldar...