Cuentan a lo largo de Theat,
una historia de terror
terrible, insana, maligna
provoca sin duda rubor;
de un siervo que no era siervo
de un siervo que era señor.
En las villas de Montaigne,
en donde reina el Rey Sol
a las ciudades de Eisen
hasta de Ussura, de temor;
tiemblan niños en su lecho,
las mujeres hasta el albor,
y hasta marinos más bravos
sufren algún que otro temblor.
Dice que cuenta el relato.
relato dicho con pasión
el de un noble Altamirano,
Don Pío Aldana, el que no murió.
Estudioso era el Castellano
en Barcino de alta cuna nació,
Sus padres educación le dieron
de esta Castilla la mejor,
en todos los pueblos
ciudades, algún rincón
y la Universidad de Altamira
de entre todos destacó.
Era un perfecto estudiante
devoto de Theus seguidor,
pero es el hombre ser curioso
por naturaleza descubridor
todo saber de Ciudad Vaticana
todo ese saber no le valió.
Aún sabemos que no debemos
miramos siempre al interior.
Don Pio quiso saber más
porque vivimos porque el sol
y despertaba la curiosidad.
de aquel que llaman Legión.
Los consejos más sabios
con desinterés despreció.
No invoques a No llamado,
que está entre nosotros
que se oculta entre las naves
asume diferentes rostros
puede ser mercader,
mendigo o cualquier otro.
Desoyó a sus compañeros
desoyó a su paciente mentor
A la Iglesia Vaticana que dice
No digas el nombre del destructor
dejados los consejos
A su trabajo se consagró
sacrificó cómoda vida,
ser, confianza y el honor.
por el conocimiento prohibido
en toda Theat, hasta en Avalon.
En este tiempo tenia Don Pio
en el pecho otro ardor.
Era Catalina una muchacha
hija de un noble señor
bella, bonita y hacendosa
recatada, del jardín rosada flor
amores se decía con el Aldana
amores con sana devoción.
Y temiendo su personalidad,
su entrega a una causa mayor
como una shide lujuriosa
poco a poco le conquistó.
Que si quieres más que nada
bien podrás ser señor.
Que mi padre no tiene hijos.
Que mi padre busca varón.
Que yo soy toda su vida,
yo su luz su hija mayor.
Llevaré por dote el señorío
mi apellido y todo mi yo.
Mas una flota de barcos
mercantes, galantes, y honor
reconocido en la Boca del Cielo
reconocido por todo competidor.
Que mi padre es bueno.
Que esos rasgos me enseñó.
Quiero Don Pio ser tu esposa
si vos queréis ser gobernador.
Con el tiempo daros un hijo
que crezca y sea portador
de la bondad de su madre
de la sapiencia de su progenitor.
Dijo el Altamirano que si,
con la Castellana se casó
Vinieron a la boda primos,
Gallegos y más de renombrón
distinguidos todos ellos
hasta un lejano inquisidor.
Pensaron sus padres,
si no cura, bien será barón.
Todos alababan a la pareja,
tan feliz, que Theus unió
Pero pasaron los meses,
sin concebir hembra, ni varón
Es sabido que lecho desasistido,
vacío acaba perdiendo calor
Y la ardiente Catalina
sumida en depresión
recuerda tiempos de moza
donde se prometía ardor
no despertar al alba sola
sin el consuelo que da el amor
El otro el Castellano lejano
cada vez más de su obligación
si bien el comercio iba bien
no así la otra exploración.
Quieran cualquier Profeta
que pueda concebir varón
que así Don Pio me amara
Recuperando de esto modo la flor.
Conjuraba cada noche la esposa
igual resultado que la anterior.
Tal vez fue la soledad
lo que, sin escusa a ello la llevó.
Pero un soldado montaignés
que atentó la convenció
de entregarse cada noche.
En ausencia del apropiado
mientras Don Pio ausente
En otros asuntos interesado
pensaba que su esposa
era lo mejor que le había amado
y en esas horas nocturnas
en lugar de entregarse a la pasión,
abandonaba el tálamo castellano
con escusas de negocios
que su esposa no negoció.
Y acudía adicto sin más
presto a su cita con Legión
cada jornada lo invocaba
mismo resultado que el que pasó
Hasta que un día llorando
de hinojos, prostado clamó.
¿Qué he de hacer para que
te muestres a este seguro servidor?
Sabes que mi persona es tuya
como tuya es mi voluntad.
Lo terrenal poco me importa
ni tan siguiera si pudiera reinar,
Poco me importa ser maldito
ni tan siquiera ser Sandoval.
Que más me dan los barcos
El apellido o el hecho de amar
Solo quiero saber para mi
de todo lo que puedes enseñar
que aunque sea la muerte
donde está lo que no ha de estar
Solo tu puedes enseñarme
de tu seno solo puedo mamar
pues tu existes antes de Numa
puesto que tu no tienes que limitar
enséñame pues Legión la ruta
que estoy dispuesto a pagar.
Por conocimiento que tanto anhelo
Pongo mis pasos a tu guiar.
Fue entonces una noche
cuando en un azulado fulgor
una figura humanoide casi amorfa
más horrible que Reis, un horror,
con paso zambo y pestilencia
de entre las llamas salió.
Y el de Aldana de rodillas,
mirala y ensimismado escuchó.
Quiero que me entregues
aquello que mas puro tienes
aquello que es resto de bondad.
Escucha que te conviene,
quiero que ese sea tu sacrificio
perder aquello que retiene
aun tus rasgos de humano
a cambio te daré para siempre
todo el tiempo para aprender,
la oportunidad del que siente,
que siempre tiene que hacer.
Dicho lo cual desapareció,
entre cenizas consumidas
la mañanera niebla llegó.
Convencido de su reto,
Don Pio a Catalina llamó.
Viajemos más allá de Castilla
tal vez a la lejana Avalon,
ver Innismore, recuperar
eso que perdimos el amor
Tanto fue el cántaro a la fuente
que a al final se rompió,
La adúltera pensase descubierta
así que sin pensarlo aceptó
Dicen que la mujer dichosa
por tan bella declaración
dijo que si al viaje
ni un momento dudó.
Embarcados en La Brisa Gris
de sus flota mercante el mejor
salieron como uno solo
cada uno con una intención.
Ella pensando en la corte
en las damas de Carleon
El en lo que el diablo exigía
lo más puro que guardó.
Los profetas no les acompañaban
maldito barco hasta el timón.
¿Por qué los nuevos marinos?
¿Dónde está el viejo Simón
contramaestre ya con mi padre?
Catalina dudosa preguntó.
Una enfermedad maligna
impredecible les afectó,
tenemos nueva marinería
tan buena como la anterior.
Cuando esto un viejo marino el grumete y la tripulación,
se pudrían en la sentina
apuñalados sin compasión.
Tributos a la locura
sin ninguna otra razón
Descansen sus almas en Theus
de los hombres creador.
Eran callados los nuevos
como si no supieran de su señor
esclavos lunares reclutados
mudos para tal ocasión,
maculados por sus pecados
Y el contramaestre el peor
era marino con Allende
A su caída sobrevivió,
ahora por cuatro monedas
trabajaba para el postor
que no hacía preguntas
dando lo mismo su nación.
Varias semanas pasaron
sin rumbo claro de navegación
cuando una noche sin luna
en el mar Theano la expedición,
cuando todo parecía en calma
una tormenta terrible se desató.
Era la Brisa Gris para el viento
sin voluntad un cascarón.
Catalina pensaba que su pecado
la causa que aquello provocó
pero sin arrepentirse de lo ocurrido
a cubierta junto a su él acudió.
Theus quiera nuestro bien,
Los profetas protejan nuestra vida
Que esta tormenta no nos ahogue
y nos vuelque como una almadía
Arrodíllate junto a mí y oremos
porque vuelva la calma chicha.
Arrodillada, Don Pio, desenvaina
una daga de hierro y con decisión
apuñala en el cuello a su esposa,
la remata en el corazón.
y antes que muera le confiesa
Que es ella el regado a Legión,
siendo lo más casto y puro
que nunca el conoció
Y la esposa que muere
Cuando se abre un nubarrón.
Resuena una voz estentórea
que dice. Maldita la ocasión
pues no era puro el regalo
que más de cien veces te engañó
cornudo, ignorante,
proyecto de santurrón.
Lo único puro que tienes Don Pió
es tu propio corazón
que aunque seguidor del infierno
nunca a nadie humano traicionó
El sacrificio era pues vano
una burla para el que cayó
quedando el castellano solo
con el cadáver y su dolor
Pero Legión contento en la sangre
una maldición le dio,
que ningún Glamur quitaría
ni conocimiento quitó
Te doy la vida eterna,
que busques sin llegar a hallar.
A cambio el alma tuya es mia
que la de tu amada me la llevo ya.
Tienes todos los días,
por siglos la eternidad.
Por tripulación el de Allende
y algún maldito lunar
Para que navegues errante
Buscando el séptimo mar.
Chemo Ennis
