Manny bebió con avidez de la botella y se la paso a O’Mally, éste a su vez se lo paso a Paco que tosió al beber. La pinta de los tres hombres era deplorable, sus ropas estaban chamuscadas y manchadas de sangre suya y ajena, sus cuerpos estaban llenos vendajes que cubrían diversas heridas de diversa consideración. El perro de Paco, sin embargo, correteaba alrededor sano y juguetón como si todo ese sufrimiento no tuviera nada que ver con él.
- Puta mierda.- dijo con lágrimas en los ojos el cocinero pirata- cómo echo de menos la puta petaca.
- Era la hostia, siempre llena, siempre en la temperatura justa, joder ¿por qué la perdimos?- preguntó Moe.
- Ni idea, seguramente estábamos demasiado borrachos, como durante todo el maldito parlamento. Y una sirena se ha llevado mi bota de brandy al fondo del mal. ¡Mal rayo le parta!- dijo Chicote.
A lo lejos, en el horizonte todavía había algún fuego de la batalla. Los pescadores, llevaban todo el día recogiendo cadáveres que varaban en la playa. El cementerio iba a estar mucho más poblado que el pueblo.
Tras la explosión, la onda expansiva los tiró por la borda salvándoles de perecer entre las llamas. Permanecieron en el agua durante más de dos horas, mientras se acercaban a la costa, y miraban como la “ Bandera Carmesí” se alejaba muy despacio como si fuera un buque fantasma. Después, las sirenas habían atacado a los supervivientes que apenas tenían unos tableros donde flotar. Durante dos horas combatieron contra ellas por sus vidas, acuchillándolas o pegándolas con trozos de barco. Más de 20 sirenas habían mandado al abismo en esas angustiosas horas.
Cuando llegaron por fin a tierra, de los Perros Marinos sólo quedaban cinco marineros, que juraron y perjuraron que no volverían a tocar el agua marina mientras vivieran, ellos tres y Charlie que había sido gravemente herida por la explosión y una sirena oportunista que habían acuchillado en la orilla. Ahora mismo, Charlie, estaba siendo cuidada por el curandero de los pescadores a cambio de que Chicote le enseñara una deliciosa receta de bacalao al ron. De la Libertad Duradera quedaron 6 marineros además del timonel chiflado, el lunar cabreado y el eiseno con armadura, que en la playa había escupido suficiente agua como para crear un octavo mar. Sus ojos estaban llenos de amargura por la muerte de su capitán y la bella vodaccia que bailaba. Aunque se les notaba derrotados, el eiseno era de esas personas que cuando les dan una paliza, comete la estupidez de levantarse para recibir otra hasta que el rival se cansa de golpearlo y se va de putas. Eran de la raza de locos más peligrosa, “los idealistas” y los tres hombres que ahora compartían ron y miraban el atardecer, habían tenido idealismo de sobra.
Así que se habían despedido, se habían deseado suerte y esperaba con todas sus fuerzas no volverlos a ver en su vida.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó de repente Paco que parecía haber salido de un trance- Esto no tenía que haber sido así, los héroes deberían ganar, no morir. ¡Esto no pasa en las canciones que me conozco y los libros que leí!
- Porque la gente, no canta canciones sobre la derrota, ni se cuentan historias sobre la muerte estúpida de héroes.- empezó a explicar Moe -Si hicieran eso, la gente bebería más cuando se deprimiera al conocer la verdad y la gente ya bebe demasiado.
- Yo espero que estar alguna vez lo suficientemente borracho para olvidar un día; han destrozado mi barco, la tripulación que conocía, he perdido mi bota de brandy, he luchado por mi vida matando a mujeres y niños enloquecidos que intentaban matarme, he visto morir a mi capitán por el cual dejé mi vida anterior y por el que hice todo tipo de subnormalidades en Canguine, ha explotado toda la pólvora del mundo a mi lado y he estado dos horas intentando que las sirenas no me comieran y alegrándome cuando cogían a otro.- El cocinero dio un trago de la botella de ron que el curandero le había regalado feliz por la receta. -¡Joder! ¡Los montaigneses no tienen ni puta idea de hacer ron!
- ¿Y ahora qué? ¿Volvemos a Avalon y pedimos más barcos?- dijo el grumete. Tanto Chicote, como su viejo amigo, miraron a Paco como si fuera un majadero.
- Temo que las patentes de Corso no van a estar muy de moda después de esto, si quieres intentarlo y convertirte en capitán, ¡adelante!, pero conmigo no cuentes- sentenció O’Mally.
- Pero no podemos dejar que Reis se salga con la suya, tenemos que hacer algo por la memoria de Ber…- Chicote taladró con los ojos al inexperto pirata. Habían llegado a un acuerdo todos sin mediar palabra. No se mencionaba el nombre de su difunto capitán, la herida era tan reciente que aún ni siquiera se había planteado dejar de sangrar.
- ¡Ya se ha salido con la suya! ¿Qué vamos hacer? Ha mandado al abismo 8 barcos y ni siquiera se ha despeinado el hijo de puta. ¡Que se ocupen los castellanos y sus mierdas acorazadas! Después de todo, parte de la culpa es suya. Nosotros hemos hecho todo lo humanamente posible y mira lo que hemos conseguido.- El cocinero lo tenía muy claro.
- Pues yo no me rindo. ¡Pagará por lo que ha hecho! Prefiero morir como un valiente, a quedarme con vosotros dos emborrachándome y lamentándome. ¡Somos Perros Marinos! No nenas lloriqueantes.- Draco se levantó con la mayor dignidad que su apariencia vendada y cansada podía permitir.
- ¿Tú que dices Moe?- dijo Chicote.
- Ni de coña, me muevo hoy de aquí.- Respondió O´Mally.
- Lo suponía, buena suerte Paco, un placer, ve con Theus y esas mierdas. Y hazte un favor y aléjate todo lo posible de Reis.
- Estaré en el puerto más cercano, os esperaré un par de días por si cambiáis de opinión.- dijo con cierto desdén mientra se alejaba caminando por la playa infestada de restos de barcos seguido por su infatigable can.
- ¿Tú que opinas?- pregunto a O’Mally,
- ¿Le has visto hacer nudos? Va a tardar semanas en que un barco sea tan estúpido para dejarle enrolarse... a menos que prueben su pan, entonces tendrá trabajo en menos de 5 minutos. Por no decir el caso que le hará la Reina si se digna a recibirle, tenemos meses de ventaja para buscarle y darle una hostia para hacerle cambiar de idea. En el peor de los casos tal vez le cosan la boca, lo cual, visto con perspectiva, tal vez es un cambio a mejor, tanto entusiasmo e idealización no pueden ser buenos.
-Ya... ¿Y nosotros?- dijo el cocinero.
- Bueno, a Canguine no podemos volver por la mierda que se ha montado ahí… Me han dicho que al sur hay buenos vinos y tú te has ganado cierta reputación como cocinero. Durante unos meses nos dará para vivir. Además ¿No quisiste siempre conocer la tierra de tu padre? Todo lo que sea tierra ahora mismo me parece una idea estupenda.- El contramaestre vació la botella y la puso bocabajo decepcionado al comprobar que se había acabado.
- ¿Y Charlie? - Chicote sabía que si la mujer se despertaba les haría fletar otro barco e ir a la caza del depravado pirata.
- Aquí estará bien, hasta que se cure. Luego que siga repartiendo correo o lo que le salga de los huevos.- Moe con las escasas fuerzas que le quedaban lanzó la botella al mar.
El sol se posó dejando en la penumbra a los dos marineros.
- No hemos brindado por los caídos, ni por mi bota, ni por mis cuchillos de cocina perdidos.- dijo con pesadumbre Manny.
- Vamos a tener tiempo de sobra, amigo mío, tiempo de sobra.
