La bandera con dos tibias y una calavera estaba ardiendo, el barco se quemaba por un fuego tan azul como sobrecogedor, en él sus ocupantes, posiblemente marineros, realizaban con normalidad sus quehaceres, pero el fuego les consumía convirtiendo su carne en huesos y sus huesos en cenizas, no hubo gritos. Se fijó consternada cómo el navío en llamas no se reflejaba en el agua y cómo tentacúlos negros como el carbón aparecían de aquel mar, aferrándose al casco de la nave.
El barco comenzó a hundirse a la vez que de las aguas negras empezó a emerger una ciudad, era Canguine. Su silueta inconfundible estaba tomada por las sombras, criaturas sin rostro andaban en una ciudad llena de huesos en el suelo y sangre en las paredes, se acercaban a una Cruz de Theus que ardía con aquél horrible azul.
-Profetas defendedme.-susurró.
Una luz la enfocó, era el faro de Canguine, pero su luz era roja como la sangre iluminaba la ciudad y esta empezaba a derretir a las criaturas, convirtiéndolo en una espesa sangre negra que comenzó a inundar la cuidad como un tsunami. La gran ola negra lo tragaba todo a su paso y se acercaba con gran celeridad a donde se encontraba ella.
Montado en la ola había un barco de metal que se trasformaba en un leviatán de metal. Y al embestir el faro, este estallaba. El fuego convirtió la gran ola en una lluvia que caía sobre sombras con forma humana, cada una gritaba algo.”Seré el más grande de todos” “sólo quiero descansar” “nunca esclavo” “la venganza nos guía” “ellos son los culpables, nosotras la ira” “libertad para el pueblo” “la ciencia lo explica todo” “es mi ciudad” “tiene que arder” “Theus déjame ser tu espada” “Theus no permitas…” “patria y honor” “Theus protégele” ” asco de vida” “yo soy la justicia” “quiero el poder” “yo soy la muerte” “con queso todo mejora” “sed amables y la maldición acabará” “hay que salvarla” “PARLAMENTO”.
Se tapó los oídos para dejar de escuchar las sombras que también empezaron a arder con un fuego negruzco. Cuando volvió a mirar, solo existía la más profunda de las oscuridades, la oscuridad del espejo.
-Sin sentido, tus sueños carecen de sentido, más y más y eso que llevo años contigo.
-Déjame, no estoy de humor.- allí estaba con su mismo aspecto, un reflejo suyo para burlarse de sus pecados y sus visiones, con esos ojos brillantes y esa sonrisa cruel.
-Vamos,después de tantos años, creía que éramos, amigas.
-Tú y yo solo estamos unidos por una maldición monstruo.- susurró apretando los dientes.
- Desagradecida, yo que te he dado longevidad, visiones, que he curado hasta tu pierna.-Un puñal apareció en la mano de la criatura y con movimiento ágil, apuñaló el pecho de la vidente- y ahora despiértate gritando.
Abrió los ojos, mientras en su garganta moría un grito.
Se incorporó, llorando, compungida y harta por los años que llevaba sufriendo aquellos sueños.
-Han declarado parlamento- oyó decir a unos borrachos por su ventana.
- Te digo yo, que esto será el fin de la era de los monstruos.-afirmó uno de ellos.
- Bah, cuatro imbéciles que vienen a beber y follar gratis.- dijo otro, con la voz llena de alcohol, mientras se alejaban.
Miró al mar, mientras el faro iluminaba la cuidad y las aguas del mar…
-Theus dame fuerzas, para salvarlos, dales sabiduría para salvarse.
Detrás, su reflejo en el espejo sonrió pícaramente.
